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  • Foto del escritorPayasas Cirkulando

Llegar a los huecos, a las grietas, a los estanques

Actualizado: 24 abr 2020

06/06/2019

Llegar a los huecos, a las grietas, a los estanques,

desde las tripas, el corazón y la potencialidad de la risa,

para compartir desde dentro y poder transformar las entrañas

hacia lo humilde, lo simple, lo sincero.


Y entonces se prendió la magia.

Tras una semana rodeadas de mujeres, de risas, de payasas. Aprendiendo de la importancia que tiene juntarnos, visibilizarnos, expresarnos. De lo esencial que es la red, la unión y el cuidado. La sorodidad entre nosotras que, aunque totalmente diversas, conformábamos una maraña plural de interconexiones.

No paraba de ver formas en cada rincón de mi ser. Y los símbolos de este país me enseñan mucho. Conversando con una chica muy mágica que conocí en el festival, Paulina, me estuvo hablando mucho de los sueños, pero también del símbolo de la piedra del sol, que es el calendario Azteca. La piedra estuvo enterrada muchos siglos en la tierra. Tiene los elementos del viento, la lluvia de fuego, el agua y el cuarto sol. Luego tiene un mes de 20 días y cada día es un símbolo distinto.

Estuve aprendiendo el significado del símbolo Hunab Ku, que me aparecía en todas partes. También se le nombra como la mariposa galáctica. Me encanta este nombre. Es la energía del principio de los tiempos y de la creación de la tierra, la conciencia universal que comprende el todo infinito.


Hay mucha magia en el viajar. Las puertas se te abren constantemente. Y las interiores también. Siempre hay gente linda, nuevos aprendizajes, conexiones y muchos retos para transitar.

Una de las payasas, Rosario -la gitana, la Cucamonga, la cuenta cuentos, la que nos enseñó sobre el kamishibai-, nos recibió en su casa unos días posteriores al Festival de Payasas Vabieka, junto con su esposo Manu. Allí comprendimos lo que hace tan especial a los y las mexicanas: esa capacidad de darte todo lo que tienen, incondicionalmente.

A parte de recibirnos, darnos un espacio en el que descansar, comida e incontables detalles, Manu nos quiso grabar tocando la canción polaca “Popraw se Marys”, que habíamos aprendido unos meses antes con el grupo musical Las Polakas. Fue un enorme regalo! Increíble de comprender esa sensación de recibir. De que alguien invirtiera su sagrado tiempo en trabajar en un regalo para ti. Y es algo que muchas veces nos ha pasado aquí. Es lo que hace tan enorme a la gente, que todas sus acciones están hechas de puro amor -como el vídeo que también nos grabó Manu con las payasas cantando “payasa me siento”.

Estábamos rodeadas de abundancia. El proyecto y el viaje se abrían, se ensanchaban, y comprendían el azar de las oportunidades que, místicamente, explotan en la aleatoreidad del tiempo. Sentíamos abrazar la suerte y la ilusión, y estábamos ansiosas por llegar a cada lugar, a cada espacio donde poder llevar el mensaje que traíamos con nosotras, con Payasas Cirkulando.


En la Biblioteca Alma, de Rosario, aprendimos muchísimas cosas. La biblioteca se encontraba en uno de los barrios más profundos y difíciles de Puebla. Pero esos lugares agrietados y olvidados, son los que más necesitan de proyectos así, de la sensibilidad del arte, de la empatía de la payasa.


Después de actuar, siempre hacemos un debate. Juntamos algunas sillas y las pocas personas que éramos nos pusimos a hablar en círculo. Lo que más me caló fue esa mujer, que tanto necesitaba expresarse, encontrarse en un espacio seguro, compartir sus miedos y sus inquietudes que, aunque parecieran lejanas a los temas de debate que proponíamos, eran la profundidad y las entrañas de todos ellos. De allí nos fuimos con las tripas húmedas, calientes, agitadas. Pero con el corazón pleno. Y es que, en el proceso de un trabajo social como este, siempre dejas algo por el camino, y en ese hueco, es dónde entiendes el sutil hilo de la verdad.


También tuvimos la oportunidad de profundizar nuestra relación con Rosario, con la que, una noche de luna llena, abrimos el ritual de la sincronicidad. Tarot y charlas profundas y sinceras. De esas que están olvidadas en el corazón y necesitan ser escuchadas para mutar. De esas que acaban en llanto y en risa, porque la mezcla del agua y el viento, hace que se remuevan las mareas internas.

Esa noche mágica, en la que probamos el mezcal por vez primera y en la que exploramos la intensa y purificadora olor a copal, nos adentramos hacia otra dimensión extensa de esta rica tierra.




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