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  • Foto del escritorPayasas Cirkulando

Una nueva compañera de viaje

15/08/2019

Llegamos a Tulum, medio inconscientes y cansadas después de tantas horas en el bus. Allí nos recibió Kevin y al primer instante conocimos La tortuga. El destino también nos quiso cruzar en el mismo punto con Marta y Mariá, que tienen un proyecto llamado Furgo en ruta y también viajan por toda Latinoamérica desde hace 7 años. Nos encontramos todxs en una tarde de buenas vibras, en la que cantamos canciones conscientes viendo el sol fundiéndose en el mar y compartimos comida sana y buenísima. Todo fue magníficamente clavado y dinámico. Sin ninguna dificultad, la vida hizo un intercambio entre el rumbo de Kevin y el nuestro.


¡Ya teníamos casa rodante! Me sentí muy curiosa de este cambio en el viaje, del que poco a poco me iría adaptando. Y supongo que había en mi una excitación confusa, ya que estaba cumpliendo un sueño enorme, pues siempre había deseado viajar en un vehículo así, tan viejo y tan original, lleno de historias y tan caricaturesco y personificado. Nos recibía una guerrera. Una guerrera mexicana que había cruzado toda Latinoamérica por segunda vez, y que tenia alma de abuelita viajera. Ella nos había encontrado, pues su espíritu nunca resiste a detenerse, a no ser que sea el lugar perfecto para ello.



El Caribe de nuevo, era como un medio ciclo, ya que nos encontrábamos casi en el mismo punto donde inició nuestro viaje, pero ahora retomaba otra dimensión. La experiencia ya nos había cicatrizado y nuestra mirada ya no era tan pura, estaba llena de aventuras y enseñanzas y nuestra perspectiva de la cultura mexicana se había ampliado.


La atmósfera en el caribe siempre es densa, sobretodo si llegas en medio agosto con una calor que te convierte en masa pesada y de repente todos tus estímulos se atoran y no puedes pensar nada. De repente, lo único que te esclarece la mente es entrar en un cenote y solo allí los pájaros radiales pueden cantar.



Así pues, lo único que hacíamos esos días era sobrevivir del calor (a parte de regalarle algunas cosas a nuestra nueva compañera). Siempre buscando la forma de no morir, aunque era casi imposible. Después de unos días durmiendo en frente del mar y abriendo los ojos viendo la energía del sol abriendo el mar en el día, nos fuimos a un camping a hacer trabajo de intercambio, pues tuvimos una experiencia un poco dura con los policías. También estábamos bastante cansadas de Tulum, pues en si no es un lugar muy fascinante, así que nos fuimos a la selva con las culebras y los alacranes, que en esos momentos eran menos peligrosos que los policías.


No fue fácil llegar hasta allí. Ya que fuimos de huida en una noche improvisada y teníamos miedo. La Combi tenía un problema eléctrico con las luces delanteras, pues un fusible se apagó y nosotras estábamos conduciendo por el medio de la selva sin luces, ni conexión gps, buscando el camping que no encontrábamos y yo iba alumbrando como podía con la luz del móvil. Fueron instantes duros, de tener que luchar, seguir y resistir al miedo. De confiar en nuestra protección Universal y entender el Símbolo de la Serpiente emplumada, dibujada en la Combi. De repente percibimos que esta nueva compañera llegaba a nuestro rumbo para hacernos fuertes y mujeres salvajes.

Finalmente, conseguimos llegar, entre la oscuridad. Y por unos ladridos de perros intuimos que el lugar no estaba lejos. Efectivamente el señor del camping, un poco asustado por la situación, nos abrió las puertas de su hogar solo porque el vehículo con el que veníamos era una Combi.

Estuvimos una semana barriendo hojas de su terreno, limpiando también nuestra nueva casa y purificándola de lo antiguo para que pudiera recibir nuestra energía. Las noches eran abiertas y tranquilas, agradeciendo el fresco y los grillos que nos conectaban con la intuición. Nos fuimos de allí, con una tranquilidad interna y ritualizando la luna llena en el mar con un grupo de mujeres. Fue una luna especial y misteriosa. En el ritual, pedimos permiso a los cuatro rumbos, honramos la pachamama con flores, comida, miel y semillas y se las devolvimos, cantamos canciones de corazón y bailamos con la alegría que despierta la luna en una mujer.







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